Ella salia del trabajo rapidamente, corria hacia aquella tienda para comprarse esos deliciosos pasteles que solo podia conseguir en esa pasteleria muy reconocida por los paladares mas finos y grandes criticos de la gastronomia.
Luego, llegaba a su casa, desarmaba la cinta, abria la caja y empezaba a comer uno a uno los deliciosos pasteles. Pero ninguno lograba el efecto esperado. Seguia sin sentir el menor sabor, no lograba dicernir en su boca el menor gusto.
Sin sabores, sin olores, sin consistencia, asi estaban esos pasteles, asi estaba su vida. Estaba muriendose poco a poco y ya estaba perdiendo nociones de sus sentidos.
Solto la caja, cayo la cinta ... dejo que su mirada llegara hasta la ventana: estaba lloviendo. Se saco los zapatos y abrio la puerta de la calle. Inicio una larga caminata bajo la lluvia, los pies descalzos. La noche cubrio su rostros, mientras ella seguia en busqueda de su fin. Camino y camino hasta no recordar los dias, hasta perder el olfato,la audicion, la vista ... incluso dejo de sentir cualquier contacto con su piel, cualquier roze o remezon.
Se despojo de todo, perdio lo que hacia su razon de ser, de existir y se perdio.
En su tumba solo decia: "No pierdan lo esencial o lo perderan todo".