mardi 28 juillet 2009

Ellas, las que me rodean.

Una esta ahí, esperando.

Elody es su nombre.

La mire, estaba con el corazón más vivo que nunca, esperando que esos labios le pronunciaran alguna palabra agradable, al asecho de la más leve sonrisa.
El le brindaba el mejor espectáculo para sus sentido, con mucha reserva, pero testificando de una cierta reciprocidad en sus sentimientos.

Ella, muy paciente, espera el día y la hora en que esa reserva acabe.

“¿Por qué? ¿Por qué debo esperar tanto?
¿Por qué sus labios no se deciden al contacto suave y tierno de los míos?"


Ella se acerca a mí, su mirada me dice su gran confusión, su amor, hasta ahora, la sigue irrigando de una fuerza creciente que le brinda un encanto suplementario en sus gestos, en su mirada tan absorbente.

Qué suerte tiene, me digo a mi misma, de estar amando con esa ligereza, sin cautela, sin barrera, sin miedos, amar porque simplemente es así, inevitable. Yo me siento vacía de todo eso, agotada seguramente, de tanto amor perdido, de tanto dolor que quedó inscrito en la sangre que corre por mis venas.

Su sonrisa, en contraste con la mía, es renovadora, es brillante y fresca. Solo habla de él, de lo que se dijeron, de lo que le provoca su voz, su mirada y la esperanza que crece en ella.

El verano se toma su tiempo en este cielo azul, mientras algunas de nosotras caminamos pasos solitarios, otras ya van acordando sus pasos al compas de un ritmo particular que se construye de a dos. Las historias aun no terminan, dicen que recién están empezando, esto va para muchos capítulos damas y caballeros, los capítulos que esta vida me permita contarles.

… … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … …

Estoy entrando, es temprano aun, veo este muchacho y lo asocio de inmediato a esta la joven inglesa de ojos como dos soles gigantes, iluminan todo lo que mira. Ella y sus soles están encendidos por un océano azul que se mueve en los ojos de este muchachito que se acerca a saludarme.
Andrea, un viejo adolescente que esta buscando el amor o los amores.

- ¿Cuantas formas hay para amar? Quiero aprender, quizás con la que conozco estoy bien, pero quiero intentar cosas nuevas, quiero descubrir, soy muy joven aun, tengo que aprovechar mi juventud ¿No crees?

- ¿Bueno, Andrea y que harás con Liz? Ella te quiere mucho …

- Mmm…. Aun no lo se, ella es realmente increíble, además de hermosa, es muy bella.

- Lo se, es preciosa, pero …?

- Pero no se…


Me alejo con un paso regular, se oye la risa de Andrea que sigue hablando de las cosas de la vida con su I Phone.

Estos pasillos encierran muchas historias, me voy dejando llevar por un diluvio de pensamientos. ¿Qué hora es? Levanto los ojos y la veo, su rostro angelical parece hacerla flotar. Con la suavidad de su voz me saluda con una paz y ternura poco común en este mundo. Le lanzo un “Hello, how are you?” un tanto desafinado por la torpeza que se revela en mi frente a su gracia y encanto tan natural.
Después de un intercambio de sonrisas, el pasillo la dirige hacia el sentido opuesto al mío, donde al final encontrara Andrea. Ni él, ni ella, no yo tampoco, sabemos que camino tomara esta historia, solo sé que por ahora están al mismo lado del pasillo, con las mismas dudas.
Yo mientras sigo caminando, siento que otras historias llegaran hasta mi, pero aun no sé cuando empezara la mía.